Reflexiones de Año Viejo / Año Nuevo

Casi nunca se trata de lo que ya se tiene, porque eso es producto de esfuerzos pasados, de circunstancias pasadas que siempre afectarán quienes somos ahora. Claro, es reconfortante mirar hacia atrás, especialmente cuando se trata de un año como el 2006, tan lleno de satisfacciones personales y grupales, decir "en este año me hice a mí mismo una mejor persona" y sentirse bien por lo logrado. Sin embargo, no olvidemos que cada segundo en el que vemos hacia el pasado es un segundo en el que no le damos la cara al presente.

En estos días salí con un grupo de la Delegación al Modelo de las Naciones Unidas (WorldMUN), y ahí, entre birras y un poco de aburrimiento, conversamos sobre la vida. La conclusión de la noche fue que no se hace lo que se quiere... en realidad, se hace lo que se puede. Con esto no quiero decir que hagamos lo mínimo necesario ni nada de eso; al contrario, hacemos lo que tenemos el poder de hacer. Y querer algo es simplemente buscar la forma de tener el poder suficiente para hacerlo, para decir luego: "hice lo que quise hacer porque pude". Siempre está en nuestras manos mejorarnos a nosotros mismos, mejorar nuestro entorno, evolucionar o involucionar. En nosotros siempre está el poder de cambiar o de mantener igual al pasado nuestro presente. Eso sí, mantener igual es una ilusión, porque si hay algo constante en este mundo es el cambio y nuestra supervivencia en él, en este sitio donde todo el mundo puede -en mayor o menor medida- es adaptarnos a los signos de los tiempos.

Por ello, es tan importante ver siempre hacia adelante, hacia el presente: para adaptarnos, para saber lo que queremos y para poder llevarlo a cabo. El pasado está trepado en nuestras espaldas siempre, y su función de convertirnos en el ser que quiere y puede hacer lo que desee ya la cumplió. Verlo es cuestión de regocijo o de análisis, pero nunca de nuevas vivencias. El pasado no se borrará, siempre estará allí, en esta función que a veces provoca anular llamada memoria. No obstante, cada una de nuestras acciones y reacciones de años, meses, días y horas anteriores contribuyeron a moldearnos, a darnos un conocimiento más profundo de quiénes somos, por lo que borrar algún segmento de nuestra memoria sería, pues, destruirnos un poco a nosotros mismos. Es por este motivo que mientras seamos nosotros, los que hemos formado con el procedimiento de antaño, nos aceptemos y creamos que podemos lograr lo que queremos, no tendremos problema alguno.

Hacer lo que se quiere no es siempre fácil, especialmente cuando no lo hemos hecho en largo tiempo. Sin embargo, si trabajamos lo suficiente para convertir ese querer en un poder, para hacer de él algo suficientemente fuerte como para imponerse en nuestro presente, habremos efectivamente hecho lo que queremos. No olvidemos nunca quiénes somos ni qué hemos logrado, porque en el conocimiento de ello está la cuota de poder de acción que tenemos. Y si no tenemos suficiente... vamos a incrementarla.

Trabajemos por lo que queremos con suficiente ahínco, y creamos en nosotros mismos con suficiente fuerza para que podamos hacer del año que se viene, del 2007, lo que queremos que sea. Hagamos cada día nuestro, cada mes nuestro, y hagamos del 2007 un año al que podamos mirar como vemos el 2006 y sentirnos satisfechos.

Carpe Diem y Feliz Año.

Comentarios

Entradas populares