Readaptation // Cambiando cristales

"Adaptation is Nature's answer to the change of times"
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Charles Darwin, The Origin of Species

Nadie dijo que los procesos evolutivos eran fáciles. Años y siglos de prácticas para que las cosas salgan bien... o sólo un poco mal, lo indicado para perderse de la superficie del planeta Tierra. Dos opciones completamente cerradas, sin alternativa alguna al ya dilema existencial. Y es que el mundo que espera el resultado es lo suficientemente salvaje y decidido como para hacerlo suceder.

Todas las razas están marcadas a evolucionar, incluso la humana, aquellos que nos hemos ganado el tope de la pirámide alimenticia a punta de artimañas y pequeñas traiciones. Y la humana ha salido finalmente de la jungla vegetal para adentrarse en la de concreto, mucho más pavorosa en sus estrategias de conquista. El concreto obliga a crecer, a crecer o a crujir al ser con todo el peso de sus Instituciones.

Las especies prueban fórmulas adaptivas como algoritmos variables. Los humanos también, sus algoritmos tienen fechas y épocas. Precisión matemática con indeterminación idiosincrásica. Incluso van más lejos y establecen un rango de resultados, en el que se ha de encajar para no ser mentado fallo de ecuación, despeje errado, desperdicio de números. Lápida de concreto sobre garabatos en un pizarrón.

Los nuevos experimentos de la Naturaleza traen su coraza protectora, una cáscara que evita la presión del concreto el tiempo suficiente como para poder aguantarla por medios propios. Esta cáscara cristalina distorsiona la visión de la Tierra, haciendo creer al nuevo experimento que va armado al encuentro del resto de su vida, cuando su única arma era la defensa que acaba de perder. Es entonces cuando el cambio de cristal es necesario: construir uno nuevo a modo de coraza más personal, armadura individual, para enfrentar la Tierra real, sin polarizaciones.

En este nuevo cristal la verdad se refleja distinto que en el globo protector de antaño, las luces se decantan de otra forma y los ojos parecen mentir al comienzo. Luego se adaptan, nuevamente, como todo el cuerpo, a los nuevos resplandores, y la memoria es rápida en desechar los espejismos de antaño, medias tintas recogidas en el globo.

A veces, cuando el nuevo ser voltea a ver los restos de su antiguo hogar, se siente extrañado de alguna vez haber habitado ese cristal ahora tan irreal, tan artilugio de la Naturaleza para prevenir la locura. Muchos pedazos quedan atrás, inútiles, inertes, dispensables, y no hay nada que los resguarde más que la nostalgia de la seguridad, lejana al significado. La batalla ahora es por la evolución, la evolución en la amenazadora, pavorosa y traidora jungla de concreto que los ancestros han labrado con cariño al nuevo experimento.

- Bon chance, mein sonne-, sacuden sus sombreros.

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