The ill predicaments of self-knowledge // Introspección

En un inacabable proceso de retroalimentación, el tormento trae sabiduría, y la sabiduría trae tormento. En un círculo vicioso de flechas -tan confusas/con tanta certeza-, aprendo la vida cada día a través del arte de vivirla; la paladeo para distinguir los sabores y conocerlos la próxima vez que pasen por mis papilas gustativas. En ocasiones, sin embargo, comienza el dilema de mis papilas que no son sólo papilas, sino neuronas especializadas en el guardado de información. Y a veces les salen axones, electrocutando mi existencia.

La Sabiduría proviene de vivir. Los ancianos son apreciados en las culturas superiores por haber vivido suficientemente bien como para llegar a ancianos. Ahora en el Siglo XXI es más fácil ser anciano, pero a la vez más difícil. La llamada telefónica no es lo mismo que el abrazo de un hijo, un sobrino o un nieto, especialmente cuando se les oye a través de un aparatito color piel. Y sin embargo, el hecho de haber recorrido por tanto tiempo los vericuetos de la vida, con sus eternas ramificaciones fractales, es suficiente logro como para ganar la admiración del joven.

El Tormento proviene del vivir. Las miríadas de posibilidades, negativas, positivos, sumas y restas, alzadas de cabeza y vistas concentradas en las estrellas producen este sentimiento de todo y nada concentrado en dosis de neurosis. La administración a cuenta gotas o en torrentes depende de la circunstancia; determinar cuántas circunstancias posibles es contar las mismas estrellas que pasan por nuestras miradas, oscilantes o fijas, ante la tensión de nuestro cansado cuello. Músculos estelares, tal vez.

La Sabiduría produce Tormento, el Tormento produce Sabiduría: a y b en una ecuación donde la perpetua incógnita es el significado. El por qué, para qué y el quién, especialmente el quién, se acercan peligrosamente a la resolución pero no terminan de despejarse. Descifrar una es descifrar las otras dos, curiosidades matemáticas dignas de Baldor.

Conocer alguno de los múltiples valores (nótese conceptos, aproximaciones, hipótesis y tesis) que componen el quién es un enfrentamiento seguro con el Tormento para hacer Sabiduría, manufacturarla como savia fundamental. La noticia del pequeño fragmento conocido, de energía condensada en moléculas de ATP -Adición al Tormento Pasado- genera síntesis sav(b)ia que revitaliza la vida, pero crea la necesidad de más ATP en un proceso energético perpetuo, donde la fotosíntesis estelar es de las cosas más importantes.

Y es que en términos ignorados por la autoayuda, conocerse a uno mismo genera una definitiva exposición a una grandísima dosis de Tormento. Porque no se trata de un viaje pre-planificado, otrora agencia de viajes. No: los baches pueden resultar profundos y abismales, generando temor de lo que arrastra su vientre contra el fondo de las aguas fangosas. Encontrar alguna de las partes del ser que se dibujan difuminadas en el barro puede resultar en apuntar el dedo al pescadito equivocado, yin o yan pero el negro y no el blanco. De repente el pescado negro se convierte en aterrador monstruo antedeluviano.

Y en conocer el quién, se conoce el qué. ¿Qué podemos hacer cuando se caen los escudos de la ética, el súper-yo y el qué dirán, escudos por demás formulados para otros y no para nosotros mismos?

Conocer los límites y su trasgresión es Sabiduría, pero genera el Tormento de saberlos ciertos y saberlos frágiles. Y entramos de nuevo en el anciano círculo de retroalimentación neuronal / papilar, que lleva ecuaciones de procesos fotosintéticos con la luz de los astros celestes, asentando la Tierra de las aguas y aclarando los peces.

What might become?

Comentarios

Entradas populares