Un pantano llamado Venezuela (VI)

VI. Reformar o Deformar: he ahí el quid

Está bien. Lo acepto. Tenía el blog olvidado. Las muchas quejas que he recibido por falta de letras de mi parte están totalmente justificadas, y mis explicaciones de estar metido hasta el cuello en la política universitaria y nacional no desmienten mi falta de compromiso con este reducto de bytes. Lo lamento, me arrepiento, extrañé sobremanera el tiempo para sentarme acá a filosofar. Eventualmente les contaré sobre mis experiencias de exploración macoyística (adj.) politiqueo de elecciones.

Sin embargo, creo que la coyuntura actual venezolana no llama a arrepentimientos, ni a charlar amistosamente sobre experiencias pasadas: es muy tarde para estos ejercicios retóricos. Lo que no está muy tarde es el llamado a votar y la discusión al respecto. Sea por SI o por NO, votar se hace lo más importante de toda la circunstancia que vivimos. El que se atreva a decir que no va a "desperdiciar su voto" es un profundo desconocedor del juego democrático. Y este es un juego, amigos, donde no nos podemos dar el lujo de desconocer o faltar a las reglas... de hacerlo, desmerecemos habitar esta sociedad.

Ahora entremos en la discusión. Las líneas siguientes, y hago la acotación a modo de advertencia, van a ir dirigidas a argumentar desde una perspectiva netamente política el por qué hay que votar clara y rotundamente NO este domingo. Si usted es de los que deja de leer las cosas en el momento que no le gusta la postura de comienzo del que escribe, está todavía a tiempo de ahorrarse unos cuantos mililitros de bilis. Si por el contrario, lee las cosas para formarse una opinión balanceada, moderada e informada para forjar su decisión electoral, lo invito a continuar leyendo.

Comencemos por el principio que rige este proyecto de Reforma: la traición. Sí, este proyecto de Reforma es la manifestación escrita del Presidente Chávez al Proyecto Bolivariano que ganó las elecciones masivamente en 1998. Recuerdo claramente, aunque sólo tenía 13 años, la promesa electoral de "más poder para el Pueblo" y "ayudar a los desfavorecidos". Ambas cosas se quedaron en el camino, en algún lugar, debajo de alguna cerca de Chachopo, durante los paseos bajo la luna que tan poéticamente inspiraron la propuesta del Primer Mandatario. Porque seamos claros: una revisión somera de la primera tanda de 33 artículos -los originalmente "chavistas"- hace ver que el Presidente aparta de un plumazo al Pueblo de su capacidad de decisión, situándose a sí mismo prácticamente como Poder Constituyente. En este sentido, entre otras cosas:

  1. Decide todo el futuro electoral nacional -al poder disponer de todos los fondos de la nación para llevar sus propias propuestas electorales- (Art. 67);
  2. Designa cuáles son los grupos humanos capaces de "ejercer la soberanía" (Art. 184);
  3. Controla el erario público, invirtiéndolo como le dé la real gana -literalmente- (Art. 318);
  4. Dispone de la Fuerza Armada Nacional, controlando quién tiene méritos suficientes para ascender y quién no (Art. 236);
  5. Construye ciudades con palabras, elige los gobernantes con su Sagrado Dígito y en el proceso ignora los problemas reales de las viejas ciudades -como hambruna, inseguridad y falta de trabajo- (Art. 16);
  6. Crea los mecanismos para convertirse en el Eterno Mandatario (Art. 230);
  7. Establece quién puede tener qué cosa y cómo debemos redimensionar la propiedad, olvidándonos de los adelantos que hemos hecho en esta dirección desde la época de las Cavernas (Art. 115).
Sea cual sea la postura -democrática, porque sólo desde otro punto de vista es justificable esta Reforma-, por el principio de la alternabilidad de poder, por la profunda creencia en la soberanía popular y el Derecho Universal de la Autodeterminación de los Pueblos, deberíamos repeler esta propuesta. Y si agregamos a esa pócima de ilegitimidad la violación de 2 años de lapso constitucional para discutir el cambio de algún artículo, además del cambio de espíritu democrático a "Socialista del Siglo XXI" -que a sabiendas ciertas de verdad verdad nadie sabe de qué va-, tenemos una Constitución nueva... ¿y saben cómo se hace una Constitución nueva? Pues no con una Reforma.

Pero al final, Querer o No Querer, esa es la cuestión. O al menos parece serla... y no lo es. En lo absoluto. El "yo te quiero, Mi Comandante" o "Te aborrezco, simio degenerado" sale completamente del debate de votar por el SI o por el NO. Más aún, lo grave de todo el asunto es que hay todavía venezolanos que van a ir a la mesa electoral pensando en una u otra cosa. Aceptar o no la Reforma Constitucional va más allá de nuestras más profundas añoranzas despertadas por culebrones de Delia Fiallo: es una decisión profundamente importante, capaz de darle un vuelco vertical, horizontal y diagonal a la estructura organizativa nacional. ¿Y vamos a dejarle esa trascendental presionada de botón a las hormonas del día? La imprudencia corre rampante por los Jardines del Señor.

Mi invitación como blogger que se suscribe al Blog Action Day es que vayan a votar. Por el SI o por el NO, pero vayan a votar. Si creen que están botando el voto, pues consideren que si no van están botando la democracia. Infórmense, pongan el despertador y el 2 de diciembre, todos trasnochados o descansados, pero todos, en la cola de su centro electoral listos a oprimir un botón, un solito botón, por el bien de su nación. Creo que no es mucho pedirles, ¿verdad?

Comentarios

Yimmi Castillo dijo…
Bicho... con este nuevo template es más pelúo encontrar la pantalla para dejarte comentarios... revísalo, por aquello de la naturaleza de la Web 2.0
Como siempre chamo, muy buen texto... lo único malo es que, mientras tú te desradicalizas, yo me radicalizo en la misma proporción... curioso.
En estos días me preguntaron mi opiión acerca del presupuesto para la UCV este año (que no varió en nada al del año pasado) y no dudé en responder que era una maniobra del gobierno para ahogar la Universidad, crear una crisis interna y violar la Autonomía... luego de eso me dije: Yimmi, hace unos mesas ¿hubiéses respondido eso?
En todo caso, y volviendo a tu post, lo importante no es solo ir a votar, sino convencer a los abstencionistas de que es la mejor opción... misión cumplida futuro colega.

Entradas populares